Comentario
Al lado de las estatuas de guerreros galaicos y las pedras formosas aparece la orfebrería, como la muestra más rica y llamativa del arte de los habitantes de los castros galaicos. Así como en el ámbito de la escultura no parece haber duda en su atribución a la época romana, en lo referente a las joyas no podemos estar tan seguros.
Por una parte, hay una larga tradición, comenzada en la Edad del Bronce, que dejó conjuntos tan importantes e ilustrativos en cuanto a técnica, diseño y belleza, como el de Caldas de Reis. Por otro lado, la falta de contexto arqueológico en la inmensa mayoría de los objetos conservados impide asociar las piezas con otras que pudieran proporcionar cronologías aunque sólo fuesen aproximadas. Muy pocos son los casos en los que alguna joya castreña proceda de la excavación científica de un yacimiento, lo que es una dificultad añadida para su datación. El hecho de que contemos en el Noroeste con piezas de tanta calidad y que sean objetos de adorno, debe hacernos pensar en sus destinatarios, en las personas que dentro de la organización política de Galicia tendrían el poder en cualquiera de sus facetas. Son, por tanto, piezas destinadas al disfrute, exhibición y muestra del poderío de los que en la sociedad castreña dominaban en cualquiera de los ámbitos político, económico o religioso.
Los estudios sobre la orfebrería castreña son muy abundantes y tempranos en cuanto al análisis de hallazgos pero no ocurre así en lo referente a obras de conjunto .De todas formas hay etapas importantes en la investigación, protagonizadas por Villamil y Castro, Cardozo, Monteagudo y, singularmente, por López Cuevillas y Blanco Freijeiro como máximos exponentes de un estudio global a los que seguirían posteriormente Castro Pérez, con una visión más histórica, Pérez Outeiriño, iniciando con las arracadas una larga serie de trabajos, y Hartmann para la analítica. La tipología de las joyas castreñas en las que el oro es el material por excelencia, es muy variada, comprendiendo torques, diademas, arracadas, brazaletes y otros objetos diversos. Para una mayor claridad conviene analizar por grupos los tipos más representativos de esta orfebrería.
En primer lugar, los torques, que son los más abundantes en el Noroeste, ya que pasan de un centenar las piezas conocidas y que poseen características muy diversas entre sí, diferenciándose en los tipos de remate (perilla, doble escocia, troncocónico...) en la varilla (lisa o decorada) que puede ser de sección circular, cuadrada o romboidal. En función de todos estos aspectos, diversos autores definieron tipos alusivos, tanto a la zona geográfica de los hallazgos como a algunas características de las piezas. Los últimos trabajos de Pérez Outeiriño reducen los tipos considerados en publicaciones anteriores, estableciendo de acuerdo con las características arriba apuntadas, los siguientes:
1. Artabro. Esencialmente localizado en la parte norte de Galicia. Poseen una varilla con alambres enrollados y tienen los remates en forma de perilla.
2. Astur-norgalaico. La varilla tiene las mismas características que en el caso anterior pero los remates son en doble escocia. El área geográfica en la que aparece es el Norte gallego y Asturias.
3. NororientaL-galaico. La sección de la varilla, no decorada, es cuadrangular y los remates son en perilla. Corresponde este tipo a la parte oriental de la Galicia actual.
4. Flaviense. Tipo propio del ámbito territorial de Aquae Flaviae (Chaves) y consistente en una varilla de sección cuadrada o romboidal con remates en doble escocia.
5. De campánula. Lo característico de este tipo no es la varilla sino los remates en forma de campana que pueden estar decorados. Su distribución geográfica corresponde al norte de Portugal.
Estos torques, que pueden alcanzar pesos considerables, como el de Burela de 1.812 gramos o el de Recadeira de 1.450 gramos, suelen ir profusamente decorados bien sea en las varillas o bien en los remates. Los motivos traslucen una influencia hallstáttica combinada, como en otras piezas, con elementos mediterráneos, como muy bien vio Blanco.
Aparte de las piezas de orfebrería, son conocidos los torques por su representación en muchas muestras de la escultura del Noroeste como en los ejemplares de Logrosa, citados anteriormente, en alguna escultura de guerrero y en las estatuas sedentes de Xinzo, también de época romana.
En el caso de las arracadas hay que acudir a la obra de Pérez Outeiriño, ya que hallazgos posteriores a su publicación no alteran sustancialmente lo que este autor dejó establecido. Está claro que estas piezas son objetos de clara tradición meridional destinados a ser colgados de las orejas como adornos. Existen tres tipos claros establecidos en función de las características de las piezas. El primero está formado por los que tienen forma amorcillada y laberinto, careciendo de parte colgante. Es el caso de las procedentes de los Castros de Recouso, Viladonga y Bedoia. El segundo lleva un colgante triangular y cuerpo redondo. Tal es el caso de las de Afife y Estela, en Portugal, y Vilar de Santos, O Irixo, Cances y A Grada, en Galicia. El tercer tipo lleva un colgante volumétrico, como las de Briteiros. La decoración de estas arracadas es muy variada, existiendo en ellos motivos ornitomorfos, geométricos, etcétera.
Las diademas son, por el momento, piezas propias y exclusivas del ámbito norteño de la cultura castreña. Resultan muy importantes porque aportan aspectos muy interesantes para poder conocer la iconografía de la época. La más conocida es la que siempre se consideró de Ribadeo, repartida entre el Museo Arqueológico Nacional, el Instituto Valencia de Don Juan de Madrid y el Museo de Saint-Germain-en-Laye y que hoy parece que procede de San Martín de Oscos, lo que no afecta nada para el ámbito geográfico de su aparición. La representación de jinetes armados, pájaros y diversos animales en cortejo es algo singular dentro de la orfebrería castreña. Otras piezas importantes son las procedentes de Elviña y la que formaba parte del Tesoro Bedoia.
Los collares son poco abundantes, pero hay algunas piezas muy llamativas como el que forma parte del tesoro encontrado en Elviña (La Coruña) formado por cuentas bitroncocónicas y el de Estela (Povos de Varzim) de mucha mayor complejidad. En ambos casos están presentes las influencias mediterráneas.
Los brazaletes son piezas muy representativas de la orfebrería castreña, por la rica decoración que algunos poseen. Una muestra clara la tenemos en Lebuçao. Hay otro tipo de objetos de carácter ornamental compuesto por un escaso número que sirven para testimoniar la gran riqueza de la orfebrería galaica: amuletos, adornos para el cabello, etcétera.
En conclusión, dentro de este apartado vemos que existe un gran número de piezas de adorno aparecidas en castros, de los que muy pocas son procedentes de excavación, que revelan una gran riqueza en la elaboración aurífera galaica. Ya aludíamos antes a la cronología, aspecto dificultado por la carencia de contexto, pero no parece haber duda de tratarse de una producción tardía dentro del mundo castreño. No se puede precisar mucho más por no contar con datos suficientes. Más evidente es que en la orfebrería del Noroeste hispánico encontramos el resultado final de la tradición indígena de los habitantes de la Edad del Bronce, las influencias centroeuropeas y las meridionales.